martes, diciembre 06, 2005

...en el Pais de las Maravillas

Uno de mis escritores preferidos, Neil Gaiman, dice que las ciudades tienen alma. Uno puede sentirlas respirar, agonizar, ascender hasta razguñar el cielo o descender hasta el 8vo circulo del Infierno. Hay ciudades que tienen una idiosincracia tal, que su fama les precede a sus hechos.

Amsterdam es una de esas ciudades donde todo aquello que hemos visto por milenios, se redescubre, rejuvenece como si se tratara de la Fuente de la Vida, y cobra un aspecto fascinante. Casi vanguardista.

Sin dudas una ciudad con mucha identidad propia. Desde los canales que comforman toda la ciudad superponiendo hexágonos, las ubicuas bicicletas que son sin lugar a dudas el medio de transporte preferido, el cultivo de tulipanes que parecen una pintura de Mondrian si lo ven desde el aire.

Pero empezemos con la cronica del viaje al pais de las maravillas...

Tomamos el tren (normal, no el de alta velocidad porque nos equivocamos), y en tan sólo 3 horas ya habiamos llegado (son poco mas de 2 horas usando el Thalys). Nos recibió el ArenA del Ajax, que es realmente impactante.

Llegamos a la estación Central, la cual fue copiada por los japoneses para hacer la estación de Tokyo por su bella arquitectura. Conseguimos unos mapas, y nos hicieron las reservas para el... hotel.... Hans Brinker. Pero eso es un capitulo aparte.

Empezamos a caminar por la ciudad, por supuesto nublada y fria, estabamos muertos de hambre asi que hicimos lo obvio. Las propuestas de mis amigos eran, cuando menos, poco originales, sugiriendo ir a un McDonalds, a lo cual me rehuse con ganas, y terminamos entrando al que es desde ahora nuestro CoffeeShop favorito (a menos que otro lo destrone). Cuando por primera vez lo vi, reconozco que me detuve a analizar las opciones culinarias que ofrecia, esperando comer algo tipico de Amsterdam. Pero fue nada más que entrar cuando vimos la oportunidad de sentarnos sobre unos almohadones en plan arabe, y con una pipa de agua en la mesa, frente a la ventana q daba a la calle. No estando ocupado, nos miramos uno al otro y sin dudarlo nos sentamos.

Comimos un chile con carne que realmente te daba baterias de sobra para pelearsela a Amsterdam, unas tipicas Heineken, y, bueno... para que negarlo, la pipa era una tentación, asi que salió una con aroma de rosas. Definitivamente suave y muy agradable, estar tirado sobre almohadones, fumando esa pipa, viendo a las hermosas, hermosas, hermosas holandesas pasar, bueno... es algo que te alegra el dia :P

Salimos despues de un buen rato, empezamos a hacer miniturismo, y nos fuimos hacia el "hotel".

Cuando finalmente lo encontramos (tarea no sencilla a pesar de que esta bastante cerca del centro), empezaron lo que parecia ser alguna distraccion a nuestra diversion. Resulta que el hotel era más bien albergue, y terminamos dejando las pocas cosas que llevamos en un armario con cerradura (si lockers!),no sin haber tenido un bajon...

Salimos dispuestos a romper todo, y mas o menos fue lo que paso. Caminamos hasta la Zona Roja, y ni bien llegamos al area, entramos al primer CoffeeShop. Para los no versados en la lógica holandesa, un CoffeShop es un bar donde no se vende bebida alcoholica y se pueden comprar pequenias cantidades de Marihuana para fumarla ahi mismo si se desea, un CoffeBar es un bar, y un CaffeHuis es un tipico cafe. El Psychedelic Trance que pasaban limaba el cerebro. Mucho :D

Tras dos porros que se consumieron como agua, salimos a caminar por la Zona Roja, que realmente me parecio muy cuidada, y definitivamente mucho mas seguro para todo el mundo. Es mejor tener las cosas bajo control, a pesar de que no sean correctas, que pretender que nada malo sucede y dejarlo a la voluntad del destino. De más esta decir que con las preciosas mujeres que hay en Amsterdam,la oferta era por demás tentadora.

Dimos vueltas como pelotudos durante como dos horas, la oferta de drogas pesadas era frecuente, a pesar de que estan prohibidas, y de que hay bastante control policial (y rebalsa de turistas).

Cuando ya nos aburrimos, y llenos con unos Shaoarmas y Döner Kebabs (comida hindú), fuimos de vuelta hacia el centro, intentando encontrar el lugar que yo sugeria para ir a bailar. En el medio nos encontramos con el Grashopper (grillo en holandés), que es un famoso CoffeeShop pero este si bien turistico y no tan underground. Nos pedimos algunas giladas y al poco rato empezamos a hacernos amigos con unas italianas de napoles que eran unas idolas. Terminamos llendo a bailar a Escape que es un club de puta madre, con saxofonista incluido (realmente me hacia acordar a Junkie XL). Bailamos y deliramos hasta las 5 am, cuando decidimos que el suenio nos podia, y que estabamos listos para afrontar el "hotel".

Cuestion que nos tiramos como vacas sin reparar en nada, cada uno en su cama marinera, guardamos todo y a dormir. La mejor fue cuando luego de que se fueran (a las 10 am es el checkout), nosotros todavia dormidos empezamos a recojer las cosas, y mientras estoy en el banio me encuentro una pequenia bolsita de marihuana que el grupo que durmio con nosotros amablemente nos dejó olvidado.
Fuimos a desayunar a las corridas, dejamos un graffitti grabado en la mesa del comedor del hotel, y volvimos al ruedo.

Nos encontramos a las mismas cantabras que la noche anterior habian estado dandon vueltas en redondo sin poder encontrar la zona roja, boludeamos un rato y nos fuimos a almorzar a un Burger King (imposible hacerlo cambiar de opinion) porque ir a la fabrica de Heineken se nos hacia tarde.
Luego volvimos al CoffeeShop original, nos tiramos ahi otro buen rato, mucho mas relajados despues de incontables horas de caminatas, y a eso de las 4 pm nos fuimos a tomar el tren de vuelta. En tan solo 25 horas, nos recorrimos ida y vuelta unas 4 veces todo el centro.

Volvimos aplastados de suenio, y nos hicimos amigos de un yankie de Chicago, con el cual nos seguimos viendo.

Definitivamente, un viaje más que espectacular, se disfruta muchisimo con una atmósfera tan tranquila, la gente es tan abierta y agradable, realmente un lugar al que me encantaria volver.

Para todos aquellos que no entiendan los sucesos, les digo simplemente que deberian saber que no existe mayor prohibición que la que uno mismo se impone. Yo simplemente pase un momento muy agradable, y no tengo ningun problema en aceptarlo, porque me conozco perfectamente como para saber las consecuencias de mis actos. Y estoy convencido que para lo unico que sirvio es para quitarme un prejuicio, porque lo que mas disfrute, fue simplemente poder sacarme la careta a tener que decir que tal o cual cosa es mala sin tener los fundamentos.

No, uno no se vuelve adicto por fumar un porro, de hecho no es adictivo, como si lo es el tabaco, el cual me parece lo más pelotudo del mundo. Es más, si llegaran a saber del tema, podrian comprobar que el THC, que es la sustancia que se encuentra en la hoja del Cannabis macho, la produce nuestro mismo cerebro, con lo cual, no es diferente de fumar yerba mate.

Au revoir!